El Ministerio de la Venganza imparte castigos en la Cuba de los Castro

Raúl Castro, ¿ya está Usted satisfecho?

Raul Castro, Jose Mujica
Un año puede ser un suspiro en el tiempo o una pesadilla interminable; depende de cómo pasemos ese año. Estar privado de libertad siempre es un trago amargo, pero cuando además eres inocente, cuando te condenó y encarceló un sistema judicial respondiendo a los lineamientos del poder político de una dictadura como la de la dinastía que usted hoy encarna, es muchísimo peor.
A ello hay que sumarle las caracteríscas de las cárceles y campos de concentración elucubradas por su Régimen, que en nada se asemejan ni en la forma ni en el trato, a lo que pretendieron hacerles creer el año pasado cuando fueron visitadas por los periodista nacionales e internacionales, los que cobarde e inmoralmente avalaron la farsa a la que los sometieron, burlándose de la trágica realidad de los miles de cubanos que a lo largo y ancho de la Isla, son brutalmente tratados, torturados, humillados y viven en condiciones absolutamente inhumanas.
Como si la sucia complicidad de la prensa no hubiera sido suficiente el año anterior, este año, Usted,  Castro II, se ocupó -y con gran éxito- de conseguir el aval para su dictadura de los presidentes miembros de la CELAC, del secretario de la OEA, del director general de la ONU y de la Unión Europea -que hace solo pocos días, anunció que retoma las negociaciones con su dictadura, sin importale en absoluto el destino de los once millones de habitantes de la Isla-; los intereses económicos son más poderosos que los principios en los albores del siglo XXI, pero la OEA y la ONU parecen no advertirlo consintiendo silenciosamente que las naciones se lucren a costa de la sangre y las lágrimas cubanas. Patético pero cierto.
Mientras tanto, en los campos de concentración y penales de la Isla Cárcel, esperan en vano Justicia y Libertad más de un centenar de presos políticos; y muchos opositores que están siendo hoy asediados,  próximamente serán presos políticos también.
La existencia de opositores en estas circunstancias debería ser motivo de escándalo internacional, pero por el contrario, es ignorada estrepitosamente por quienes pueden hacer algo. Solo el gobierno de Chile y el de Costa Rica mostraron preocupación e interés por la realidad de la oposición en Cuba, y no por el cuento chino que fueron a comprar todos los demás a La Habana en el contexto de la II Cumbre de la CELAC.
¿Hasta dónde puede llegar la hipocresía de los mandamases del mundo y su ceguera selectiva? Si no les fuera suficiente el clamor de libertad, democracia y justicia del pueblo cubano, deberían prestar oídos al pueblo de Venezuela, cuyo país fue colonizado por su dictadura para explotar sus recursos, someter a su pueblo y perpetuar así la mal llamada “Revolución”, cuyo verdadero nombre es “dictadura militar” y que alcanzó el poder mediante un golpe para derrocar a otra dictadura militar.
Ya no podemos entender los padecimientos de Cuba sin comprender lo que pasa en la hermana Venezuela. Allí son 30 millones de habitantes los que están sometidos a los designios de La Habana a través de su delfín Maduro, quien llegó al poder mediante el fraude electoral, y desde entonces no ha hecho sino intensificar la tarea de “castrización” del país iniciada por el difunto Chávez, otro general golpista que gobernó dictatorialmente durante catorce años a pesar de haber llegado a la presidencia por las urnas. Igual que Adolf Hitler.
Venezuela también tiene una cantidad cada vez mayor de presos políticos, los medios de comunicación están siendo acosados y se les pone la mordaza, los estudiantes que salen a las calles a pedir libertad son brutalmente masacrados por las FANB y grupos paramilitares, hay cantidad de denuncias con fotografías de los agentes de la Seguridad del Estado cubana que están infiltrados en esos actos de barbarie y que, con solo ver las imágenes, se reconoce claramente su “estilo”.
En Cuba ya ni de fraude electoral podemos hablar porque todo el sistema comunista montado por la dictadura es un fraude; hace 55 años llaman a “elecciones” con sistema de partido único y candidatos elegidos por la cúpula del Partido Comunista. Solos se eligen, solos se votan.
Toda esta terrible situación que viven ambos países, hermanados por el pisotón de su bota, Castro II, suma la friolera de 41 millones de personas que claman y necesitan YA libertad y democracia, y la plena vigencia de sus derechos y garantías.
Ángel Santiesteban-Prats es un talentoso escritor cubano, galardonado nacional e internacionalmente, que un día decidió quitarse la máscara y -cueste lo que le cueste- denunciar al mundo los padecimientos de su patria a través de su blog, abierto en 2008, Los hijos que nadie quiso.
Desde que abrió el blog, comenzaron a hacerle llegar por las “buenas” y por las malas, los mensajes y advertencias para que abandone dicho camino. A él no le importaron las presiones y siguió adelante con su deber moral y ciudadano de denunciar al Régimen y reclamar los derechos que todo pueblo soberano debe tener. Un largo y dificil camino emprendió el día que tomó partido por la libertad y la democracia; desde las agresiones físicas, las amenazas de todo tipo, hasta el ostracismo y la marginación, incluso de quienes se decían buenos amigos; y claro, traiciones por aquí y por allí. Nada de eso lo detuvo.
Finalmente llegó la infamia mayor: su exmujer y madre de su hijo lo llenó de falsas denuncias bajo el amparo y asesoramiento de su pareja de entonces, un agente de la policía política. No le importó mentir descaradamente y comprar un falso testigo para llevar a la cárcel a su ex pareja porque no soportó –tras haberlo abandonado dejándole al niño pequeño durante dos años y medio- regresar para intentar retomar la relación, y que él se encontrara en ese momento comprometido en una relación feliz y estable. Estas maquiavélicas falsas denuncias acabaron llevando a Ángel a cinco años de prisión por delitos que no cometió tras un juicio farsa que debería ser la vergüenza del poder judicial cubano. Pero no, en lugar de ello, insiten en multiplicar las violaciones de los derechos de Ángel, ahora desatendiendo el pedido de Revisión de su juicio que presentara en julio del año pasado su abogada Amelia Rodríguez Cala, (recientemente inhabilitada -de manera sorpresiva- durante seis meses para ejercer su profesión en los Tribunales), siendo acosado, hostigado y amenazado por sus carceleros, e inventándole sanciones disciplinarias para quitarle los pases que le corresponden cada sesenta días de acuerdo con el tipo de condena que cumple y quitándole el beneficio de restar los sesenta días. En siete meses ha salido una sola vez a fines de septiembre. Es decir, no solo violan los derechos consagrados universalmente, sino que también violan su propia legalidad, porque es un derecho en la constitución cubana vigente el repetir el juicio si así lo pide el condenado.
Hoy, 28 de febrero de 2014, Ángel cumple un año encerrado esperando una justicia que no llega, ni puede llegar mientras una dictadura siga ocupando ilegalmente el poder en Cuba. La solidaridad internacional puede presionar al Régimen para exigirle no solo Justicia sino que ratifique los Pactos de la ONU. Pero esa solidaridad debe hacer un gran trabajo para contrarestar el inmenso daño que causaron a los cubanos los presidentes de la región, el secretario Inzulsa, el señor Ban Ki Moon y la Unión Europea, que espera -con babas cayendo de su boca- la oportunidad de lucrarse con los negocios en la Isla.
Hago un llamado a la solidaridad internacional, gobiernos, organizaciones y ciudadanos de bien, para que se movilicen por Cuba y por todos sus presos políticos.
Y mientras tanto, le recuerdo, Raul Castro, que lo responsabilizo absolutamente a usted por la vida e integridad de Ángel, de todos los presos políticos y miembros de la sociedad civil que reciben diariamente palos por expresarse con libertad y reclamar por ella.
Y le pido que -ya que intentó hacer creer a todo el mundo que usted es un presidente reformista y que está llevando el cambio a Cuba- por lo menos disimule un poco y tome medidas democráticas que muestren su “buena voluntad”, libere a todos los presos políticos, ratifique los Pactos de la ONU y llame a elecciones abiertas y libres. Si no toma esas tres medidas, solo estará probando que sigue siendo un despiadado dictador como lo ha sido hasta ahora, al igual que su hermano mayor.
Sé perfectamente que la ambición de poder cegó a su hermano tanto como a Usted, pero a esta altura de la vida, debería preguntarse si puede darse por satisfecho y rectificar el rumbo, para que al menos los pocos trasnochados que aún confían en usted no se sientan tan defraudados cuando por fin llegue la libertad y puedan reconocer La Diferencia. Y de paso, para que Dios lo perdone.
La Editora